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Escritor, periodista y gestor cultural colombiano.

martes, 24 de marzo de 2015

Lo inesperado



Algunas veces suceden cosas muy inesperadas, que nos agradan, que nos producen cierta felicidad en los instantes en los que llegan…  y a eso en realidad le llamamos “suerte”.  Por ejemplo; nadie podría esperarse que en la casa de un hambriento zorro, que apenas se preparaba para cazar su cena y justo en el momento en el que se está limando las garras, se aparece un cerdito tocando la puerta, imagínense; ‘una exquisita comida tocando la puerta de un hambriento´, ¡Qué barbaridad! ¡Tremenda suerte!. El cerdito, confundido en lo absoluto y luego atónito ante la temible sorpresa, ante la presencia inminente de aquel feroz zorro que bien pensaba comérselo.  Así transcurre en el cuento “Mi día de suerte” de la reconocida escritora e ilustradora, Keiko Kasza, nacida en una pequeña isla en el Mar Interior de Japón.

El libro fue creado en el año 2004 y llevada a publicación en el 2006, por el grupo editorial Norma. Traducido al Español por Cristina Puerta.

Es de reconocer, que son de ese tipo de historias para niños, que desde sus primeras líneas atrapan al lector, le despierta lo inesperado, le promueve la curiosidad; que de igual forma continua por estar latente en toda la duración de la lectura, nos conecta de inmediato con la atmósfera en la que se mueven y actúan los personajes. Está llena de jocosidades, de tristezas, de virtudes, de astucia e inteligencia que se ve reflejada en uno de sus personajes, como lo es el cerdito, pero todo ante un propósito; para así ir engañado uno a uno a los principales depredadores de su bosque. Es una narración que disfrutamos en Voz Alta, que nos llevan a lo incierto, si en realidad se termina por comer al cerdito o no. Siempre hay un ´después´, de manera que nos permite entrar en interacción y plantearnos interrogantes al respecto, mientras nos divertimos de las situaciones que se van presentando al pasar de las páginas. 

Los niños gozan de los contenidos, las coloridas ilustraciones, lo que les transmite la autora, como sucede en todos los libros de Keiko, llevándonos a imaginarnos a los personajes tal y cual como aparecen en el libro, es decir; existe una mediación entre el texto y la imagen que provocan leerla. Por su parte, los chiquitos también les encantan dar invención a lo que puede ocurrir en cada pasaje del cuento y este es precisamente uno de esos con los cuales podemos predecir o inventarnos un final que bien se puede ajustar a la narración, lo que hace que el niño esté en constante conexión con los personajes y hechos que surgen en la lectura, enriqueciéndoles la imaginación y haciendo del cuento una aventura muy memorable.

Por:
Bayron Araújo Campo

Promotor de Lectura y Escritura. 

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