.

Escritor, periodista y gestor cultural colombiano.

lunes, 17 de agosto de 2015

VUELVEN A LEER Y VUELVEN A JUGAR


El atardecer empieza apagarse dando sus últimas  pinceladas amarillas en los picos de las frondosas e empinadas montañas de la serranía del Perijá. Estos atardeceres, se observan esplendidos desde la Biblioteca Pública de Manaure, Cesar, donde los lectores que frecuentan, se gozan de la panorámica que les brinda aquel espacio. Luego corre un viento fresco, como si llevara en lentitud las primeras sombras de la noche. Pero lo más hermoso y que no se ve todos los días, es cuando un arcoíris se asoma en las ventanas del cielo, tan pronto me llega al recuerdo las historias de David Mckee y su personaje principal, el elefante Elmer y me recuerda también a unas pequeñas lectoras de Mackee, una niña llamada Sofía, con 7 años de edad, quien viene acompañada de Natalia, su hermana de 3 años, ambas amantes de la literatura infantil. Se les ve solitarias, en algún rincón de la instancia, mientras leen y pasan las páginas de las obras de sus autores favoritos, en los que está Idana Rodríguez, Keiko Kasza, Helen Oxenbury, entre otros. Son niñas que ya han hecho parte del Proyecto “Lectura y primera infancia” y por los autores mencionados, son los que más han gustado al abordar sus contenidos.

Son puntuales en su rutina, llegan tipo 4 de la tarde, siempre acompañada de su hermana más pequeña, a quien Sofía la sienta a su lado y empieza a compartirle en Voz Alta cada una de las historias que conoce. Natalia sonriente la observa con detenimiento, muy atenta a lo que le cuentan y a su vez señalando cada personaje que se aparece al pasar de cada página del libro.

La imaginación se les activa, se hace evidente sus emociones, sus risas y miedos en el sentir de cada historia que abordan. En momentos, brincan sobre los coloridos cojines, juegan, se caminan todo el lugar, se esconden entre los estantes llenos de libros, vuelven a leer y vuelven a jugar, así reiteradas veces. Es como si el tiempo pareciera detenérsete y sólo transcurrir en las historias, mientras los personajes emergen entre oleajes de palabras, saltándose de las páginas de los libros, para luego situarse en la imaginación de ellas y así llenarla continuamente de aventuras memorables. Pero luego despiertan y retoman la realidad, cuando ven que cae la noche y empiezan a cerrarse las primeras puertas de la Biblioteca. En sus gestos, es como si no quisieran irse. Sus padres ya saben en qué momento recogerlas.

Al día siguiente, vuelven a la misma hora, mientras la tarde se va agonizante, aunque esplendida. Desde los ventanales también se dibujan sus últimas pinceladas amarillas, como una muerte hermosa. Al entrar, Sofía da las buenas tardes a la bibliotecaria, como con esa timidez que caracteriza en su mayoría a todos los niños, en cambio Natalia entra calladita, sin alterar el silencio, como queriendo sólo dar el saludo con sus ojos, luego se detienen unos instantes en la ventana, muy curiosas, observando detenidamente el horizonte, como quien mira la vastedad del caribe, con brillo sutil y atrayente. Sofía toma a su hermana de las manos y se dirigen hasta la sala infantil, precisamente a ese rincón solitario en el que casi todos los días; disfrutan de ese gran placer que es la lectura. seleccionando así los libros que más les parecen llamativos, dejándose sorprender por las bellas ilustraciones que encuentran, sumergiéndose en las historias, recordando personajes feroces mientras retan sus miedos; personajes como Ernesto el león hambriento, los monstruos ilustrados por Maurice Sendak, increíbles animales que intentaban ser el más poderoso, si, eran tan feroces que parecían saltarse de las páginas de sus historias y perseguir a Sofía y Natalia por toda la sala infantil, pero allí estaba el abuelo sapo para defenderlas y un sastrecillo muy valiente.

Bayron Araújo Campo
Estrategia de Promotores de Lectura Regionales
Red Nacional de Bibliotecas Públicas – Biblioteca Nacional – Ministerio de Cultura

No hay comentarios:

Publicar un comentario