Se llega a ese poblado,
subiendo parte de las empinas montañas de la serranía del Perijá, donde muchos
de los turistas que frecuentan; opinan que en ese lugar recóndito, bucólico y
despampanante; se respira el mejor aire del mundo, allí donde abundan los árboles
de maíz tostado, donde las casas son pintadas del mismo color, entre blanco y cintas
de marrón, los mismos tejados, y una lámpara que pende en los frentes de cada
casa, como conservando un estilo colonial. Donde el olor de la guayaba se
mezcla con el olor a mango y café, viajando a través del viento que atraviesa
toda aquella frondosidad enverdecida, tierra en que se enraizaron e inspiraron trovadores. Aquí su historia es cada vez más eterna, en
poemas, versos, canciones vallenatas, crónicas y anécdotas que sobreviven en
cada pasaje de la vida, pareciera una fantasía literaria, como si cada
personaje participe permaneciera inmóvil en el tiempo, suelto a las arcas de la
inmortalidad del recuerdo.
No sólo se respira el mejor
aire del mundo, también posee una riqueza literaria y memoria cultural
representada en una agradable Biblioteca Pública, la cual lleva por nombre,
Guillermo Enrique Orozco, y se encuentra ubicada a la vista de unos esplendidos
atardeceres, que sin duda alguna, todo lector desearía disfrutar en pleno acto,
justo en todo el centro de Manaure, el de la “serranía”, como muchas veces los
distinguió García Márquez, del
Manaure Guajira.
Los libros, la buena
literatura, la promoción de lectura y el trabajo agrupado con niños y jóvenes,
es una constante, pensando en que corresponden a las bases de toda sociedad y
de todo proceso cultural que se manifieste en su presente o futuro. La
vinculación de las escuelas con la Biblioteca, por medios de programas, proyectos
de lectura y talleres de creación literaria, ha permitido de cierta forma,
despertar el hábito lector de muchos jóvenes y hacer de Manaure una comunidad
lectora y partidaria de las actividades que se promueven en ese espacio de encuentro
con el conocimiento y las más asombrosas aventuras, que sólo podemos disfrutar
al abordar un buen libro e introducirnos en su atmósfera literaria.
Su bibliotecaria encargada, Neidis Belén Vega, quién está atenta de
los usuarios en temas de consulta y orientación, es realmente una lectora
insaciable, amante de los buenos libros, entre sus autores favoritos está el
portugués José Saramago, Honoré de Balzac y en literatura
infantil, Maurice Sendak y la
japonesa, Keiko Kasza. Ciertamente,
ese hábito lector que la identifica, de alguna manera es transmitido en sus
usuarios. Resulta ser interesante, cuando en medio de una consulta, sea de parte
de un joven o adulto, se dé por inicio a una conversación y se entre a tocar
temas sobre alguna de las obras ya leídas por ambos, lo que más pudo haber
impactado de la historia y que debería ser compartido en llamado de otros
usuarios-lectores.
Lo importantes es, el hecho
de como los niños frecuentan la sala infantil, fascinados por las colecciones
de primera infancia, de lo acogedor que es aquel espacio y la expectativa de
abordar los cuentos y conocer personajes. Así que las esplendidas tardes se
hacen cada vez más propicias para ir y descubrir nuevas historias,
convirtiéndose la biblioteca, en ese espacio ilimitado que les permite
transcender la realidad, donde lo increíble se vuelve creíble, donde el tiempo
parece detenérsete y sólo transcurrir en las historias, mientras los personajes
emergen entre oleajes de palabras, saltándose de las páginas de los libros
abordados, para luego situarse en la imaginación del niño y llenarla
continuamente de aventuras memorables.
Por:
Bayron
Araújo Campo
Promotor
de Lectura y Escritura.



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