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Escritor, periodista y gestor cultural colombiano.

viernes, 10 de abril de 2015

Bitácora, Lectura Biblioteca Escuela



El grupo de estudiantes que se vinculó al proyecto, es del grado primero de primaria, de la Escuela Normal Superior María Inmaculada. La docente encargada es Luz Adriana,  quien acordó conmigo los días para las actividades correspondientes al proyecto y la consecución de este durante todo el año escolar.
La primera sesión de lectura, se realizó en la escuela. Antes de eso, ya había aprovechado para reunir a los padres de familia y comentarles sobre el proyecto, el beneficio que recibirían sus hijos en torno al adquirir el gusto por los libros, de despertarles ese hábito lector.
La sesión de lectura se acordó a las 08: 00 am. Los niños ya me esperaban, así que seleccioné los libros que días anteriores había estudiado y reseñado. Hay ciertas obra, con la cual, antes de iniciar con un nuevo grupo me gusta compartirla, sobre todo: ¿A qué sabe la luna? De Michael Grejniec y “Mi día de suerte” de la escritora e ilustradora japonesa, Keiko Kasza.  Son libros que me permiten entrar en mucha interacción con los niños, de atraparlos y enamorarlos de esas historias desde un principio.  Los niños de su parte, se dejan llevar mucho por las ilustraciones, reconocen lo que ven,  de lo contrario son curiosos y también preguntan al respecto.
Es un grupo que está conformado por 30 estudiantes. En comparación con años anteriores, para esta vez, debido a la experiencia, me ha sido más fácil adentrarme en ellos y transmitirles la importancia de los libros, el gusto por las historias que allí encontramos y que disfrutaremos en el transcurrir del proyecto. 


El primer libro que les leí fue: ¿A qué sabe la luna? De Michael Grejniec.  Empiezo enseñándoles la portada del libro y preguntándoles sobre el color de la luna y el que ellos lleguen a imaginarse a qué podría saber esta misma. Muy buena pregunta para empezar,  esto hace que entre en interacción con los niños y que de alguna manera nos introduzcamos al contenido sin antes leer las primeras líneas. Por sus parte, al abrir el libro y aparecer las ilustraciones, los niños iniciaban con motivarse mucho, hacían reconocimiento de los animales que iban apareciendo, con el fin de poder alcanzar la luna y probar un pedacito de esta misma.  Ya no era necesario señalarles los animalitos, sino que ellos lo reconocían y lo mencionaban. Es un cuento, que con el sólo hecho de ver las imágenes, podemos hacer lectura y conocer de lo que ocurre en la historia. 

El segundo libro que les compartí fue; “Mi día de suerte” de la escritora japonesa, Keiko Kasza.  Es de reconocer, que son de ese tipo de historias para niños, que desde sus primeras líneas atrapan al lector, le despierta lo inesperado, le promueve la curiosidad; que de igual forma continua por estar latente en toda la duración de la lectura, nos conecta con la atmósfera en la que se mueven y actúan los personajes. Está llena de jocosidades, de tristezas, de virtudes, de astucia e inteligencia que se ve reflejada en uno de sus personajes, como lo es el cerdito, pero todo ante un propósito; para así ir engañado uno a uno a los principales depredadores de su bosque. Es una narración que disfrutamos en Voz Alta, que nos llevan a lo incierto, si en realidad se termina por comer al cerdito o no. Siempre hay un ´después´, de manera que nos permite entrar en interacción y plantearnos interrogantes al respecto, mientras nos divertimos de las situaciones que se van presentando al pasar de las páginas.
Los estudiantes se gozaron mucho de los contenidos, las coloridas ilustraciones, lo que les transmite la autora, como sucede en todos los libros de Keiko, llevándonos a imaginarnos a los personajes tal y cual como aparecen en el libro, es decir; existe una mediación entre el texto y la imagen que provocan leerla. Por su parte, los chiquitos también les encantan dar invención a lo que puede ocurrir en cada pasaje del cuento y este es precisamente uno de esos con los cuales podemos predecir o inventarnos un final que bien se puede ajustar a la narración, lo que hace que el niño esté en constante conexión con los personajes y hechos que surgen en la lectura, enriqueciéndoles la imaginación y haciendo del cuento una aventura muy memorable.
Por consiguiente, les compartí los demás libros que había llevado. Veo mucha importancia en esto, de que ellos estén en ese contacto con las obras, que las palpen y pasen sus páginas, aunque no sepan leer ellos puedan realizar lecturas de imágenes y dar invenciones a través de historias por estas mismas. 


Hasta una próxima sesión. 

Por: 
Bayron Araújo Campo 
Promotor de lectura 

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